Los datos de la EPA del tercer trimestre de 2018 muestran que la tasa de paro en la Comunidad de Madrid sigue siendo notablemente inferior que en la media nacional (11’86% frente al 14’55%), si bien aún se mantiene lejos del objetivo común, que ha de ser el pleno empleo.

Estos datos muestran una mejor situación en relación con el año anterior, pero CEIM llama la atención sobre la necesidad de situar el empleo como la primera política social a llevar a cabo, siendo urgente que se proceda a una revitalización del diálogo social, donde con lealtad se expongan las posiciones y se defiendan luego en los foros correspondientes. Materias como el saneamiento de la situación económica de la Seguridad Social, la posibilidad de introducir la jubilación forzosa, la reforma de la ultraactividad de los convenios, el incremento del SMI o las medidas para paliar el notable incremento del absentismo, han de analizarse conjuntamente entre Gobierno, Sindicatos y Organizaciones Empresariales para llegar a un acuerdo que facilite su implantación.

Asimismo, la patronal de Madrid destaca que, aunque se sigue creando empleo, éste lo hace a menor intensidad que en meses anteriores, lo que es fruto de la desaceleración que sufre la economía, una situación, que según CEIM “hay que atajar cuanto antes con medidas concretas”.

La EPA también muestra, una vez más, que más del 80% de los trabajadores madrileños tienen contrato indefinido, el mejor dato de España, 7 puntos más que la media nacional. No es ajeno a este dato, en opinión de los empresarios de Madrid, que esta región esté liderando el crecimiento económico y la existencia de una Estrategia Madrid por el Empleo que incentiva de forma muy notable la contratación indefinida y el emprendimiento.

Para CEIM, las diferentes Administraciones deben volcarse en facilitar la implantación de empresas, el aumento de su tamaño de plantilla y el impulso del empleo indefinido, y, por el contrario, abandonar anuncios tales como las subidas de impuestos o de cotizaciones sociales, que únicamente servirían, en caso de llevarse a cabo, para hurtar posibilidades de contratación y consolidar un paro estructural, que conlleva notables costes personales, sociales y políticos.

En este sentido, llama la atención la escasa evolución de la tasa de actividad, lo que parece mostrar una situación de desánimo en muchos desempleados, que ha de contrarrestarse con potentes medidas de formación y de aceleración de prospección de puestos de trabajo, en colaboración con las agencias privadas de colocación.