La verdad, despedirse de una empresa cuando te han “invitado” a que te vayas, es bastante duro. Generalmente, se suele comunicar la grata noticia un viernes a las cinco de la tarde. ¿Por qué el viernes? Todavía no he encontrado una respuesta convincente.

 

Yo mismo he despedido a gente los viernes. ¡Qué tiempos! Mejor olvidarlos. En aquella época tranquilizaba mi conciencia, haciéndome creer que era lo mejor para el despedido. Pensaba que de esta forma el “afortunado” no tendría que humillarse ante sus compañeros en una inesperada e insultante salida. Se ahorraría dar explicaciones, que ni el mismo entendía. ¡Qué horror! Las cosas se deben hacer con cabeza y corazón. Las PERSONAS no son herramientas, son seres humanos.

Obviamente hay circunstancias en que el despido es la única alternativa. Hablo de incompetentes, vagos, indisciplinados, absentistas….. Pero he conocido otros muchos casos de personas honradas, trabajadoras, que después de 20/30 años de servicio, han sido víctimas de un proceso de reestructuración, racionalización, reducción de costes, o persecución por parte del jefe (Mobbing)…y condenadas a la pena capital del trabajador: el despido.

Recibes la cartita de “marras” en la que se te dice que eres un “incompetente”. Ahora llegas a casa y se lo explicas a tu pareja y a tus hijos. El lunes empieza el calvario. Te harás miles de preguntas que no tendrán respuesta, pero es igual, la vida tiene que seguir La primera salida será al INEM a registrarte como ya lo habían hecho, con anterioridad, algunos compañeros tuyos. En las próximas estadísticas de Población Activa serás un protagonista más…

Si has pasado por tan desagradable trance, seguramente no hayas tenido tiempo, ni ganas, de despedirte de todos aquellos con los que has compartido tantas y tantas horas, buenas y malas. Pero, si hubieses tenido tiempo y ganas ¿qué les hubieras dicho? Tal vez algunas palabras con un marcado acento de rabia, odio, resentimiento, desprecio… O hubieras hecho como Matías Infante (@matiasinfante), que dejó su compañía (Coca-Cola) con palabras de agradecimiento. Desconozco si su salida fue un despido o una baja voluntaria. En cualquier caso, su testimonio es muy aleccionador. Deja patente su gratitud a tantas y tantas personas con las que pasó una parte de su vida. Recuerda buenos momentos. No olvida experiencias que le dejaron huella.

Si te despiden ¿Cómo te despedirías? Sin duda, hay que aprender a despedir y hay que saber encajar el despido. Ambas cosas son muy difíciles. Lo sé por experiencia. En mi larga vida profesional he tenido que despedir a mucha gente. Al final yo también fui despedido. Un aprendizaje duro, que me daría pie a poder explicar a muchos directivos, que de no hacer las cosas con profesionalidad, se está jugando con la dignidad de la PERSONA.

 

No dejes de ver el vídeo, es largo pero merece mucho la pena.