¿Quién dijo que los empresarios sólo saben de cuentas de resultados y sólo les interesa el lucro? Ernest Solvay fue uno de esos hombres, cuyos logros técnicos, empresariales y filantrópicos pueden llegar a compararse con los del archiconocido Alfred Nobel, por cierto, otro empresario–científico filántropo.

¿Quién dijo que los empresarios sólo saben de cuentas de resultados y sólo les interesa el lucro? Adam Smith ya señalaba en la Teoría de los sentimientos morales y también en el famoso libro La Riqueza de las naciones, que los hombres de negocios, una vez hechos sus sueños realidad, y una vez asegurado un modus vivendi desahogado, suelen orientar su creatividad y su talento hacia otras facetas de la vida, como el arte, la literatura, la ciencia, la filosofía o también, más humildemente, al asesoramiento de otras personas, que como ellos, quieren ver hechos sus sueños hechos realidad. Así, Adam Smith decía que un hombre de negocios con éxito, lo que realmente quiere no son más negocios o más dinero, aunque a nadie le amarga un dulce, sino más bien, que su opinión se respete, que sea tenida en cuenta, y que otros puedan aprovecharse de su experiencia.

Ernest Solvay fue uno de esos hombres, cuyos logros técnicos, empresariales y filantrópicos pueden llegar a compararse con los del archiconocido Alfred Nobel, por cierto, otro empresario–científico filántropo.

Autodidacta

No es infrecuente encontrar en el siglo XIX científicos que sobresalieron y que por circunstancias de la vida no llegaron a ir a la universidad. Ernest Solvay no pudo formarse en la universidad debido a una enfermedad pulmonar –pleuritis- que tuvo desde los 17 años pero su pasión por la física y la química, al igual que por lo que antes se llamaba historia natural, que incluye biología, geología y astronomía, le convirtió en un buen conocedor de estas áreas. Su mentalidad práctica le llevó a aplicar sus experimentos a mejorar el proceso de producción de gases de la fábrica de su tío.

Sus innovaciones en la purificación de gases de carbonato sódico le llevaron a la invención de la Torre Solvay, que es un método en el que se necesitaba menos energía para fabricar carbonato sódico, lo cual abarataba el coste de producción y además era menos contaminante. Su primera patente fue de “la producción industrial de carbonato sódico utilizando sal marina, amoníaco y ácido carbónico”.

Empresario

Ernest Solvay fue un científico con visión empresarial. Sabía que el carbonato sódico tenía una gran demanda en las industrias del vidrio, textil, química, del papel y del jabón, y todas ellas se encontraban en un momento de gran crecimiento industrial.

De la visión a la realidad: Nadie dijo que los comienzos fueran fáciles, y esto mismo lo pudo experimentar Ernest Solvay cuando creó su primera fábrica. Trasladar un proceso de laboratorio a escala industrial fue la mayor de las hazañas empresariales que logró, ya que todos los intentos que se habían hecho por parte de otras empresas habían fracasado, y Solvay estaba a punto de hacerlo. Personas influyentes de la sociedad que terminaron aportando capital para la puesta en marcha de la fábrica terminaron por aconsejarle que vendiera su proceso de producción a otras empresas. Sin experiencia, con un capital limitado, deudas y lo peor de todo, desmoralizado porque sus descubrimientos en física y en química no daban resultados, era el panorama en el que se había metido Solvay. Y este es el punto en el que muchos empresarios, cuando inician su start up se encuentran: voy hacia adelante o doy marcha atrás. Solvay aguantó, confió y agudizó el ingenio para hacer cambios de su proyecto inicial, y llevando su entusiasmo y creencia por su proyecto a los demás para que confiaran en él y conseguir la financiación necesaria para llevar a cabo esos cambios.

Y la suerte le sorprendió trabajando. La “columna vertical Solvay”, que es una innovación técnica y clave del proceso de producción que lleva su nombre, terminó funcionando. Esto le llevó a completar con éxito todo el proceso de producción de carbonato sódico, materia prima de innumerables procesos industriales, por ejemplo la producción de sosa caustica, entre otros muchos.

En 1872 terminó de perfeccionar su método. En 1880 había fundado empresas en diversos países y en 1900 el 95% de la producción mundial de sosa provenía del proceso Solvay. Hoy en día siguen operativas más de sesenta fábricas que siguen este método.

Filosofía de equipo y trabajo innovadora. Aplicó para sus trabajadores iniciativas sociales, siendo un precursor del reconocimiento de los derechos laborales en sus industrias, donde inicia un sistema de seguridad social inexistente en la época: una pensión para los trabajadores, desde 1899, limitaciones al horario de trabajo y jornada de 8 horas desde 1908, la instauración de vacaciones pagadas desde 1913 y una especie de reciclaje profesional.

Defensor de la iniciativa privada, fue un político liberal comprometido. Fue elegido dos veces senador y, en 1918, ministro de Estado.

Humanista

Su conocimiento, talento y fortuna lo destinó a promover la cultura, en este caso el saber científico a través de las famosas conferencias que también llevan su nombre. En ellas se reunían a los más grandes científicos de la época, permitiendo avances muy importantes en mecánica cuántica. Estas once conferencias que tuvieron lugar entre 1911 y 1958, reunieron a gigantes de la ciencia como Albert Einstein, Max Planck , Henri Poincarè, Werner Heisenberg, Niels Bohr, Marie Curie, Hendrik Lorentz, Erwin Schrödinger, entre otros muchos, contribuyendo decisivamente a la creación de la física contemporánea, especialmente a lo que concierne a las propiedades íntimas de la materia tal y como hoy la conocemos.

 

Quinto congreso (1927). Consideranda como la fotofragía más importante de la historia de la ciencia.

La vida de Ernest Solvay es un ejemplo palpable de cómo los grandes empresarios aportan siempre a la sociedad muchísimo más que lo que reciben de ella, y son la punta de lanza del verdadero progreso, en que consiste en mejorar las condiciones de vida, la prosperidad, la cultura y el bienestar de sus conciudadanos.